Gin Rummy

Reglas Gin Rummy

En el capítulo de juegos de casino olvidados no podemos olvidar a aquellos juegos que derivan de otros, pero que se acaban convirtiendo en casi más populares que los propios juegos de base. En algunos casos esas prácticas nacen con el objetivo de cambiar algunas de las reglas y adaptarlas al territorio en el que se practica.

En este caso el fin era mejorar el propio juego y adaptarlo para que fuera más fugaz. Hablamos del gin rummy, cuyo germen lo encontramos en el rummy.

Historia del Gin Rummy

El gin rummy fue inventado en 1909 por el profesor estadounidense Elwood Thomas Baker. Este ejercía su profesión en Nueva York, concretamente en Brooklyn, y tenía una gran afición por las cartas y los juegos que se desarrollaban con la misma. De hecho, enseñaba cómo jugar al whist en sus ratos libres a nuevos participantes interesados.

Baker también era un practicante habitual del rummy, lo que pasa es que este juego era algo tosco y lento en algunas ocasiones. La solución de del americano fue idear una versión más rápida de este juego.

El escritor John Scarne asegura que se basó en una versión del poker para llegar hasta el gin rummy, aunque esta afirmación ha tenido ciertos retractores a lo largo del tiempo.

Después de su creación se convirtió en un juego muy popular y habitual en Estados Unidos, hasta llegar a practicarse en la mayoría de los casinos y casinos online posteriores. También se ha ido esparciendo por el resto del mundo, pero donde hay más jugadores es en USA.

Objetivo del juego

El fin de este juego es dejar el mayor número de cartas en tu poder ligadas en combinaciones legales, es decir, tríos o escaleras y hacer un cántico cuando se considere que se puede ganar la partida con la mano que se tiene.

Elementos del juego

  • Baraja inglesa de 52 cartas (52 + 2 comodines).
  • Tapete (opcional).
  • Fichas de poker para apostar (opcional).
  • De 2 a 4 jugadores. Se emplea una sola baraja.

Cómo se juega al Gin Rummy

En esencia, el gin rummy nació con la intención de dar más ritmo a las partidas del que suele dar el rummy. Digamos que se considera más dinámico y por ello tiene diferencias pero también similitudes que se han de conocer.

En este juego pueden disputar una partida varios jugadores, pero lo más ideal es que se dispute un uno contra uno. Sin embargo, en los casinos suele haber varios puestos para que los apostadores puedan sentarse a jugar con otros adversarios.

Por el contrario, en los torneos se suelen disputar combates de dos en dos jugadores y de esa forma se pueden ir contabilizando los puntos que se van consiguiendo.

De la otra forma se suele jugar a una sola partida porque rara es la sala de juegos en la que hay un crupier que va contabilizando la puntuación. Aun así en su época también existieron.

El juego comienza con un repartidor que ofrece la baraja a todos los jugadores que haya en la mesa. Cada uno de ellos escoge una carta y el que haya sacado la más alta es el que inicia la partida. En cada una de las manos ese derecho irá rotando o se volverá a repetir la extracción de la carta de la baraja.

Antes de continuar lo primero que debemos tener en cuenta es el orden que tienen las cartas en esta práctica. Es el siguiente:

  • As
  • Rey
  • Dama
  • Jota
  • Diez
  • Nueve
  • Ocho
  • Siete
  • Seis
  • Cinco
  • Cuatro
  • Tres
  • Dos

Hay que decir que el as también puede hacer la función de uno y como tal combinar con el dos y el tres. Una vez que se ha escogido el orden de turno de los jugadores el crupier entrega diez cartas a cada uno de ellos y la última carta se deja boca arriba iniciando así el mazo de los descartes.

Con esa decena de naipes los jugadores deben realizar combinaciones de al menos tres cartas y que pueden ser del mismo número (por ejemplo tres nueves) o números correlativos del mismo color, o lo que es lo mismo, escaleras (por ejemplo jota, dama y rey).

Pero los apostadores no cuentan únicamente con esas diez cartas, sino que estas pueden variar a lo largo de la partida.

Por el orden asignado el primer jugador podrá robar una carta y si le interesa cambiarla por una de las que él tenía en su mazo. Si se queda con la carta nueva, debe depositar la vieja en el mazo de descartes y sino será la que ha extraído la que acabe allí. El caso es que el jugador debe tener como máximo diez naipes en su poder.

Los jugadores también pueden tomar la primera carta que vaya quedando en el montón de descartes, aunque al estar boca arriba tiene el hándicap de que el jugador contrario ve lo que estás obteniendo y por tanto puede adivinar tus intenciones.

Así seguirá el juego hasta que uno de los dos jugadores decida que ya no quiere hacer más cambios porque cree que va a ganar el duelo.

Para ello también es necesario conocer las puntuaciones que tiene cada carta de la baraja. Algo que toma mucha relevancia en la partida. Son las siguientes:

  • Ases: once puntos
  • Reyes: diez puntos
  • Damas: diez puntos
  • Jotas: diez puntos
  • Dieces: diez puntos
  • Nueves: nueve puntos
  • Ochos: ocho puntos
  • Sietes: siete puntos
  • Seises: seis puntos
  • Cincos: cinco puntos
  • Cuatros: cuatro puntos
  • Treses: tres puntos
  • Doses: dos puntos

Cuando un jugador decide cerrar la partida puede hacerlo con todas las cartas ligadas en combinaciones o con alguna carta que quede suelta.

Si todos los naipes forman parte de una combinación no hay problema, pero si no es así las cartas que queden sin ligar no pueden superar los diez puntos (no se puede cerrar la partida con dos escaleras de cuatro naipes y un ocho y un nueve sobrantes).

La forma de cantar el llamado “knock” (cartas sin ligar) o el denominado como “gin” (todas ligadas) es poner la carta que se ha robado boca abajo y decir el número de puntos que conforman las cartas sin ligar (si las hay). Entonces muestra las cartas al resto de jugadores de la mesa para que todos puedan verlas.

El resto de los participantes hacen lo propio con sus cartas y entonces ellos tienen una pequeña ventaja con respecto al que hace el cántico. Y es que pueden deshacerse de todas las cartas que les hayan quedado sin ligar realizando combinaciones con las cartas del jugador que si cantó.

Es decir, si por ejemplo el jugador que hace el cántico tiene una combinación de tres damas y uno de los jugadores que no hizo el cántico posee una dama sin combinar puede colocarla al lado de las otras tres y no se le contará su puntuación en el final de la partida.

El resto de jugadores pueden ir haciendo lo mismo. Esa una pequeña desventaja con la que cuenta el que canta.

Una vez que todos hayan hecho sus movimientos pertinentes se pasa a la contabilización de los puntos, que también tiene sus complicaciones. El jugador que hace gin consigue 20 puntos para su marcador sumados a los puntos que conformen las cartas sin ligar del contrario o los contrarios.

El jugador que hace knock se lleva los puntos resultantes de la diferencia entre los puntos de las cartas que haya dejado sin combinar él y los puntos de las cartas sin combinar del contrario. Por ejemplo, si un jugador deja sin combinar un as (11 puntos) y el contrario dos ases (22 puntos) el jugador obtendría 11 puntos.

Pero esto último es en caso de que gane realizando el knock porque si pierde es diferente. Si acaba perdiendo será el contrario el que sume 10 unidades, más la diferencia entre los puntos que sumen las cartas sin combinar de los dos o más contendientes. Si no hubiera diferencia se sumarían únicamente los 10 puntos.

Para considerarse ganador completo de una partida, como ocurriría en un torneo de casino, se debe llegar a los 100 puntos. El primero que llegue será el ganador.

Además, si algún jugador comete irregularidades a lo largo de una partida se le sancionará con la pérdida de puntos al final de la mano. Eso ya debe establecerlo cada sala de juegos.

Diferencias entre Rummy y Gin Rummy

La primera gran diferencia de partida es que en el gin rummy se reparten solamente 10 naipes a cada jugador y en el rummy se entregan un total de 14, eso hace que la partida dure menos porque hay menos cartas que combinar. Además, en el gin se deja la primera carta descubierta y en el rummy esto no suele ocurrir.

Las cartas también tienen un valor distinto en cuanto a puntuación y en los mínimos de cada combinación también hay restricciones diferentes.

En el gin rummy la única regla es que las cartas sin ligar tengan un valor total inferior a diez y en el rummy la exigencia es que en cada combinación que se haga se llegue a los 30 puntos entre todas las cartas ligadas.

A la hora de que los contrarios utilicen las cartas del jugador que hace un knock también hay diferencias.

En el gin rummy nadie puede mover las cartas del jugador que primero ha puesto sus cartas a la vista, ni hacer las combinaciones que le parezcan; los jugadores o lo pueden añadir una de sus cartas no ligadas a un grupo en el que encajen.

Y otra diferencia fundamental es que en el rummy la baraja que se suele utilizar es la española, mientras que en este caso se utiliza la inglesa.