El Casino Sardinero podría tener nuevos usos culturales

Ante el auge del juego online en general y los casinos online en particular, son cada vez más los casinos presenciales que tienen que buscar una readaptación en cuanto a su modelo de negocio para poder competir y sobrevivir en el sector.

En España, la Dirección de Ordenación del Juego en España confirmaba en cifras de los años 2019 y 2020 que aproximadamente un 65% de la población peninsular apuesta a través de internet. Y esos datos son previos a la pandemia del coronavirus, que precipitó todavía más el éxodo de jugadores hacia las plataformas en línea.

Cada vez son más los casinos que buscan un nuevo modo de vida que puedan compaginar con sus labores habituales de juego. Y en el norte ya podríamos tener uno de los primeros ejemplos de en lo que se puede llegar a convertir el concepto de salón de juegos. Las tragamonedas podrían entremezclarse con actos culturales.

Es lo que propone el Gobierno de Cantabria para el Gran Casino Sardinero, un edificio histórico y una de las joyas de la preciosa zona de las playas del Sardinero. Y no solo es rico a nivel arquitectónico, sino que en Cantabria y las provincias de alrededor es una referencia de lo que tiene que ser un casino al uso.

El Grupo Regionalista del Ayuntamiento de Santander lleva varios años tratando de que el enclave cambie su perspectiva sobre el futuro y deje de lado parte de sus actividades lucrativas en pro de la organización de más eventos sociales y relacionados con la cultura. Pero nunca han terminado de llegar a un acuerdo con Ayuntamiento y gobierno cántabro, que son los titulares del edificio.

Ahora la propuesta pasar a ser todavía más específica, pues quieren llevarla a las sesiones plenarias para ser debatida por la cámara. Lo que salga de ese debate se trasladará al Consejo de Administración del Casino de Santander, con el fin de que este órgano también de su punto de vista sobre las novedades.

Unas novedades que hablan de dotar al casino de un nuevo uso y convertirlo en un elemento de primera línea dentro del mundo del ocio y la cultura. El plan del grupo lleva siendo el de renovar la zona de el Sardinero, con el fin de recuperar la gran actividad que históricamente ha tenido el barrio y lo importante que ha sido en materia de turismo.

La construcción de la Plaza de Italia entraría también dentro de ese proyecto, pero tendría que limitar sus zonas de juego. Es decir, tendría que reducir el número de máquinas de azar y de apuestas así como mesas de ruleta, blackjack o juegos de poker en favor de nuevos espacios sociales.

Esa es la parte que no convence demasiado a los administradores, que verían en la propuesta una intención de hacer política por parte de la organización, que además es una de las que más ha insistido en la última década en realizar cambios en el Gran Casino Sardinero.

Desde 2011 los rumores en la capital cántabra hablan de la idea que el casino se convirtiera en una especie de teatro municipal. Desde que el edificio Pereda desapareciera como tal, no ha habido un inmueble que le haya relevado en esas labores y los espacios de la sala de ocio parecen ideales. Un restaurante, tres comedores, dos bares, una cafetería, una sala de fiestas y dos salones de juego dan para mucho.

Hay que recordar que durante la posguerra, con el cierre total de sus actividades lucrativas debido a las duras medidas impuestas al juego por el régimen autoritario franquista, se mantuvo como sala cinematográfica de arte y ensayo. Un cine que estuvo activo hasta 1978 cuando se levantaron las restricciones y se remodeló todo el interior de la obra.

Anteriormente a esa etapa, también servía como espacio de juego compartido con habitáculos dedicados a bailes, cotillones, obras teatrales, musicales y funciones de ópera. Lo que quiere decir que ya tiene experiencia en esta clase de eventos y una parte de la población santanderina más clásica siempre ha querido recuperar el ambiente que allí se vivía.

La realidad es que los tiempos han cambiado y el casino se dedica a acoger eventos deportivos, exposiciones de arte, concursos fotográficos y festivales variados a los que acuden personalidades de Cantabria y de todas las regiones de España. Pero siempre manteniendo su esencia como casino de juego.

El cambio podría llegar en un momento en el que la recuperación económica era una posibilidad real después de toda la crisis sanitaria generada en todo el mundo desde principios del año 2020. De las capacidades monetarias de los lugareños y de los turistas extranjeros dependían las opciones de recuperar lo perdido durante lo más duro de la pandemia. Sin embargo, los planes para el Sardinero podrían ir por otros derroteros.

No está muy claro por ahora que la moción vaya a aprobarse o que se llegue a un consenso en torno a este plan. Las intenciones podrían perderse entre las posibles diferencias entre grupos políticos y discusiones con los profesionales del mercado del juego, que tratan de desvincularse en cierta medida de las relaciones con la diplomacia.

En el aire queda lo que ocurrirá en las próximas semanas en torno a uno de los casinos más antiguos de España y que podría entrar perfectamente dentro de una recopilación de las casas de juego más importantes de la península.