El histórico Casino de Montecarlo

Fachada del casino de Montecarlo

Si queremos hablar de las mejores casas de apuestas presenciales del mundo hay algunas paradas que son obligatorias. Ya vimos anteriormente algunos de los casinos que podrían considerarse como los más bellos del mundo, e incluso también pudimos observar cuales eran los casinos más grandes de España o de Europa. Sin duda, si nos adentramos en estas categorías no podemos olvidar una ciudad como Las Vegas. Y es que esta población fue la cuna de dichas construcciones y allí se encuentran algunas de las mejores.

Pero no están todas. Fuera de “la ciudad del pecado” también encontramos salas de juego extraordinarias. En esta ocasión nos desplazamos a Mónaco y concretamente a Montecarlo. Dentro de las atracciones que tiene este lujoso y hermoso lugar destaca su casino, uno de los más importantes de la tierra. Un lugar muy exclusivo y con mucha historia. Un establecimiento que enamora por su oferta, por la majestuosidad de sus salones y por sus alrededores.

Historia del Casino de Montecarlo

La historia de la construcción de esta maravillosa y lujosa sala de juegos se remonta al año 1856. Esta fue la fecha en la que Carlos III, príncipe de Mónaco, dio el visto bueno a la apertura de un casino en el país para intentar generar beneficios económicos. Lo cierto es que a pesar de dar luz verde al proyecto no fue nada fácil que este prosperara. La mayoría de promotores inmobiliarios de la época estaban en situación de quiebra y no podían pensar en grandes edificios al menos por un tiempo.

Varias propuestas de proyectos a pequeña escala fueron presentados al monarca monegasco, pero él quería que la apertura del casino fuera por todo lo alto, que resultara imponente tanto para el ciudadano local como para el turista. Finalmente, Carlos III contactó con uno de los hombres de más éxito del sector, el magnate francés Francois Blanc. Confiar en su buena vista para los negocios no fue barato, ya que el empresario recibió cerca de dos millones de francos además de asegurarse un diez por ciento de las ganancias durante los siguientes cincuenta años.

Pero tampoco para Blanc fue una tarea fácil abrir el casino. Un primer intento se llevó a cabo en la zona comercial de “La Condamine”. Un barrio que posteriormente se convertiría en el lugar emblemático desde el que se inicia y termina el Gran Premio de Fórmula Uno. Aun así por entonces nada de esto existía, tampoco la sala de juegos. Carlos III decidió tomar el mando para poder romper el enquiste en el que se había visto inmersa su idea. Al año siguiente fundó la Sociedad de Baños de Mar y puso a su compañero Blanc al frente.

Este movimiento fue decisivo porque en 1865 vio por fin la luz el ansiado Casino de Montecarlo. La construcción estaba rodeada por un precioso jardín en el que no faltaban las palmeras y su correspondiente fuente de agua en el centro. A su lado, un año antes, se había inaugurado el Hotel de París y en el propio casino abrió tres años después el famoso Café Divan. La zona no estaba del todo bien comunicada y por ello se terminaron a toda prisa las obras de la estación de Montecarlo, dentro de la línea del ferrocarril que conectaba Niza con Ventimiglia.

Francois Blanc lo había logrado una vez más y esto le valió para ganarse la fama popular, y que fuera considerado por la ciudadanía como “El Mago de Montecarlo”. Como a todo proyecto innovador varios competidores trataron de imitar la construcción con ideas similares, pero lo cierto es que ninguna pudo prosperar. El casino se va convirtiendo año a año en uno de los pilares fundamentales de la fortuna de la familia del príncipe, aunque también la especulación inmobiliaria tiene bastante que ver.

Vistas de Montecarlo

Sea como sea, lo cierto es que Carlos III se vio obligado a abolir las leyes fiscales que limitan el patrimonio en Mónaco para su propio beneficio. Y eso va a provocar que el país empiece a atraer a personas claramente adineradas que querían aportar su pequeño granito de arena a Montecarlo. La propia viuda de Blanc, llamada Marie, ordenó en 1878 que se construyera la Casa de la Ópera de Montecarlo, prácticamente al lado del casino.

En 1879 al arquitecto Charles Garnier se le encargó la remodelación del casino bajo las consignas del estilo “Belle Epoque”. Por eso la construcción tiene rasgos de esta época de la historia de Francia, que estuvo marcada por el progreso en casi todas sus facetas.

Con el paso de los años la sala de juegos se fue ampliando poco a poco hasta que quedó como hoy en día luce. De eso hace ya más de 100 años y desde entonces sigue nutriendo a la familia del príncipe, aunque en menor medida. Para los sucesores de Carlos III el casino es una buena fuente de ingresos, pero no dependen en gran medida de él. Lo que si han conseguido es que este salón gane fama y prestigio. Tanto que es uno de los lugares que eligen importantes personalidades para presenciar el espectáculo de la Fórmula Uno.

Mónaco rezuma por todos sus poros automovilismo y es que el Gran Premio que lleva su nombre es uno de los más antiguos e importantes del mundo. Pero no solo en esto ha sido capaz de destacar el casino, sino que además ha inspirado a videojuegos, películas e incluso producciones musicales. El arte también está muy presente en el edificio.

Una de las curiosidades es que para los ciudadanos del país está prohibida la entrada a las salas de juego. Mónaco quiere mantener su patrimonio y para ello prefieren no nutrirse de los beneficios de su propio pueblo. Asique el casino está reservado única y exclusivamente para los turistas. Unos turistas que pueden ver también desde la construcción la salida del Rally de Montecarlo, que algunos años se realiza desde allí. También han podido presenciar durante muchos años las finales del Tour europeo de poker, hasta que los organizadores decidieron trasladarse al Gran Casino de Madrid.

El casino de Montecarlo

Pero vamos ya a conocer lo que ofrece el casino y por qué está considerado como uno de los más prestigiosos e importantes del mundo. La majestuosidad del edificio es incuestionable, su preparación inigualable y su oferta se encuentra en muy pocas salas de juego. Además, lo curioso es que todo su potencial está distribuido en diferentes salones, cada cual con más caché que el anterior.

La primera que podemos encontrar es la habitación renacentista, una antesala con más de cincuenta máquinas tragaperras de todos los estilos. A través de ella se accede a muchas de las otras salas del casino e incluye caja registradora y un cajero automático. Es decir, todo muy preparado.

Sala del casino de Montecarlo

La siguiente es la sala de Europa, el corazón del casino. Es una de las habitaciones más conocidas por su variedad de mesas entre las que se incluyen los siguientes juegos:

A todo ello hay que sumarle un lujoso restaurante con menús muy especiales y unas vistas panorámicas que enamoran a cualquiera. Por si fuera poco, incluye varias pantallas gigantes para poder seguir muy de cerca los grandes eventos deportivos del día.

En el salón de las Américas encontramos también una selección más sofisticada de máquinas tragaperras, pero donde volvemos a encontrar nuevas mesas de juego específicas es en la habitación blanca. Esta dispone de una terraza con una gran cristalera desde la que observar el mar Mediterráneo mientras realizas tus apuestas. En ella, además de lo anteriormente expuesto, se puede jugar al Texas Holdem.

Las otras tres salas restantes pertenecen al área privada del casino de Montecarlo. Todas ellas son exclusivas para jugadores que quieran alejarse de la zona de más concurrencia de gente, y en ellas se incluyen todas las mesas de juegos que ya hemos visto. Son la sala de juego de Touzet, la sala super privada y la habitación del doctor, muy famosa por albergar grandes partidas de ruleta europea, sobre todo.

El horario de apertura y cierre varía en lo que a cada sala se refiere, lo que no cambia es el código de vestimenta. Al casino no se puede ingresar ni en pantalones cortos, ni en chanclas, ni en ropa deportiva, religiosa o militar. Además, en las salas privadas es obligatorio llevar chaqueta americana a partir de las ocho de la tarde.

Los requisitos para poder entrar son de diez euros por persona más un suplemento de otros diez si queremos disfrutar también de los cuartos privados. Todo ello con el fin de mantener la maravillosa imagen que se ha ganado este complejo desde hace muchos años. Un complejo rodeado de edificios de lujo y que en su mayoría pertenecen a la empresa Baños de Mar.

Esta sociedad es de titularidad pública y como tal el gobierno contiene la mayor parte de la participación. No solo maneja el Casino de Montecarlo, sino que además es el principal promotor del sector turístico de la ciudad. Hoteles y clubes están controlados por esta institución, de ahí que cobre gran repercusión para el desarrollo del país. Si hablamos de Mónaco nadie puede olvidarse del Casino de Montecarlo.