Un gigante desaparecido en Niza

Casino Municipal de Niza

No todos los casinos que se han erigido como verdaderos centros de juego para millones y millones de personas han podido resistir el paso del tiempo. Algunos de los más históricos, que datan incluso del siglo pasado, son auténticos supervivientes de tiempos pasados. Y no solo por el tiempo, sino porque también las sociedades avanzan y cada vez los edificios y construcciones son más modernas. Es complicado y cuesta mucho dinero y esfuerzo el remodelar un edificio antiguo. Es más sencillo hacerlo nuevo por completo y además, el cliente de hoy en día lo va a agradecer. Por eso muchos casinos dijeron adiós en el siglo anterior.

Sin embargo, no por ello han perdido el derecho a considerarlos como las mejores salas de juego que un día existieron. Ya no estarán activas, pero su recuerdo siempre permanecerá vivo en la mente de los habitantes. Un recuerdo lleno de juego y también de muchos otros oficios. Y es que antes los casinos no solo servían para esos jugadores que querían evadirse de su vida con un poco de acción, sino que eran más bien centros culturales en los que se mezclaban muchos actos destinados al turismo y a la diversión del público.

Algo parecido a todo esto era el Casino Municipal de Niza. Un centro de entretenimiento que daba vida a otra de las joyas de la ciudad, como lo es la plaza de Masséna. Durante muchos años fue uno de los principales reclamos de la villa francesa y eso que ésta si por algo destaca es por atraer un gran número de visitantes. El casino estaba rodeado por muchas otras construcciones que tenían fines culturales. Un gran salón de bailes, una sala de conciertos, una famosa heladería y un gran restaurante. Es decir, todo dispuesto para pasar un largo tiempo cerca de este complejo.

El lugar en el que estaba instalado era inmejorable. En pleno centro de la ciudad y con el río Paillon bañando su cara posterior. El Casino Municipal de Niza se hizo famoso por sus postales. Cualquier visitante que iba a la ciudad no podía marcharse sin su tarjeta de este edificio y el enviársela a un conocido suponía considerarle una persona muy importante. Esta construcción fue una de las más importantes, en lo que al sector del juego se refiere, durante todo el siglo que se mantuvo en pie. Después hubo que habituarse a no verlo.

Historia del Casino Municipal de Niza

A finales del siglo XIX, Niza estaba en plena expansión como lugar de vacaciones. Algunos monarcas muy reconocidos decidían pasar sus momentos de descanso allí y eso le dio mucha vistosidad a la ciudad de cara al público. La reina Victoria I de Inglaterra se dejaba ver en invierno por aquel lugar, junto a más personalidades de su corte. Sin embargo, la plaza Masséna no estaba en su mejor momento. Durante muchos años había sido un auténtico centro financiero para operaciones mercantiles. Un lugar de absoluta referencia dentro de las fronteras francesas.

Las instituciones públicas estaban empeñadas en recuperar esa esencia. Querían que el turismo mirara con mejor cara a Niza y a su histórica plaza, y para ello recurrieron a Omer Lazard. Lazard era un hombre importante dentro del mundillo de la construcción. Un desarrollador acostumbrado a grandes proyectos y que no se iba a conformar con un plan discreto. Las autoridades nizardas le propusieron una fuerte inversión para recuperar todo el patrimonio de la plaza y a cambio él podría construir una sala de juegos junto a todo un centro de entretenimiento que lo acompañara. Esa sala era el Casino Municipal de Niza.

El gobierno aceptó la propuesta y otorgó una licencia de explotación del casino a Lazard de ochenta años. En ella estaba estipulada que parte de las ganancias irían a las arcas públicas de la ciudad, algo a lo que el magnate no se opuso. En septiembre de 1879 el proyecto fue aceptado por el ayuntamiento y Lazard puso a todo su equipo manos a la obra. El objetivo era cubrir todo el torrente del río Paillon ocupando la mencionada plaza hasta su desembocadura al mar. El lugar era inmejorable y podía dar muchos beneficios a los constructores. Lo sabían y no lo desaprovecharon.

En apenas tres años se remodeló toda la plaza y aunque todo estaba previsto para que quedara listó en 1883, se tuvo que retrasar. Los problemas económicos arreciaron a la empresa de Lazard y los plazos se alargaron hasta 1884. A principios de este mismo año quedaba construido todo el exterior del Casino Municipal de Niza. Ahora faltaba el interior, para el que se buscó a grandes pintores de la época. Tanto Niermans, como Gervais, como Heilbronn, como Labrousse participaron en todo el proceso para dejar todas las salas del casino listas y dispuestas para el público.

Niza y su casino durante el carnaval

Fuente: archives.nicematin.com

El casino daba en su fachada a la plaza Masséna, en su cara exterior había un techo de vidrio y desde este se podía ver el jardín público que se construyó justo a su lado. Una avenida de pórticos hacía las veces de antesala de la plaza, mientras que la parte de fuera se llenó de arcos para hacerlo aun más imponente. Sería el cuatro de febrero de 1884 cuando se inauguró el casino. Un casino que tuvo sus retractores, pero que fueron aplacados por las autoridades el día que echó a rodar.

Los constructores, junto a los dirigentes del ayuntamiento, indicaron que el proyecto respondía a una demanda por parte del turismo. Sobre todo del turismo que llegaba en la época de invierno. Anteriormente, la mujer y los hijos no tenían posible resguardo en la plaza cuando el hombre tenía que atender a sus negocios. Desde ese momento si lo tuvieron, aunque la sala de juegos atrajo a ambos sexos en general. Tanto que en los primeros años tuvo mucha repercusión y eso obligó a redecorarlo años más tarde para que no se notara su desgaste. En 1906, Niermans restauró algunas salas y el teatro.

Esto no iba a ser suficiente y en 1939 llegó la primera remodelación profunda del edificio. El arquitecto Joseph Vernier pintó los muros de colores que estuvieran en consonancia con el resto de edificios de la plaza y se mejoraron algunos elementos para su mayor seguridad. Durante la Primera Guerra Mundial tuvo que reducir su actividad habitual para almacenar muebles y durante años fue utilizado como símbolo de conquista de Niza. El llegar al control de este edificio suponía una hazaña muy importante. Así fue hasta que la licencia de concesión llegó a su fin en el año 1964.

Lazard no quiso renovar el permiso y el casino pasó a ser propiedad de la ciudad de Niza. Sin embargo, las autoridades demostraron enseguida que no tenían mucho interés en él. Tanto que solo cinco años después se dejaron de ofertar juegos de mesa. Era el preludio del fin. Un fin que llegó en 1979, cuando el alcalde Médecin decidió demolerlo para convertirlo en un centro de convenciones. Este recibe el nombre de ‘Forum Jacques Médecin’ hoy en día.

El Casino Municipal de Niza

La construcción tenía un gran espacio de juegos, en comparación con las salas que se solían abrir en aquella época. Comparada con la de los casinos de hoy en día, tanto casinos presenciales como casinos online, puede quedar un poco pobre pero hay que meterse en el contexto. Los juegos a destacar eran:

En los inicios solo se podía apostar presentando una tarjeta de miembro. Y es que los juegos estaban restringidos y no toda la población podía acceder a ellos. Más tarde, se aprobaría una ley por la que todo el que fuera mayor de edad podría acudir al recinto. Un mandato que fue consensuado con los ministerios franceses y con la población de Niza.

La Nice Casino Farm Company fue la encargada de operar el casino y de ponerlo al frente de Pierre Ducis. Más tarde fue su hijo el que se puso al mando, cuando este ya no estaba en facultades para hacerlo. Ambos hicieron un buen trabajo y consiguieron que el Casino Municipal destacara a pesar de la presencia del Palais de la Pier-Promenade o el Palais de la Mediterranne. Ambos tenían su correspondiente espacio para juegos y fue sobre todo el segundo el que acabó haciendo mucho daño en términos económicos al Municipal.

Pero este casino no fue solo una sala de juegos, sino que fue durante mucho tiempo un centro social. Incluía varias salas de baile y una orquesta que tocaba de forma permanente. Las altas esferas de Niza acudían allí para potenciar sus relaciones personales. Además, muchos de los presidentes de la República Francesa organizaron su fiesta de consagración en este establecimiento. La construcción acogió varios espectáculos de teatro y música, aunque ninguno de ellos comparado a cuando llegó a la ciudad el festival de jazz.

Este hecho supuso la consagración definitiva de la plaza y del casino. Aunque, sus dirigentes se quejaron durante años ya que a otras salas de juego se les permitía traer grandes artistas que a ellos se les rechazaban. Un constante tira y afloja pero que no empaño la tremenda reputación del casino.