La exquisitez hecha casino en Deauville

En Francia todo rezuma olor a exquisitez y si tenemos en cuenta el gran respeto que le tiene este país al juego y las raíces que han echado estas actividades en él, ya nos podemos imaginar con que clase de casinos nos podemos topar. Casino majestuosos y que más allá de la modernidad en sus servicios te hacen sentirte con un verdadero rey, en un ambiente propio de épocas más antiguas.

El Casino de Deauville, además, no es una sala cualquiera porque tiene bastantes años de antigüedad y se sitúa en un lugar único como la costa de Normandía, a tiro de piedra del municipio que lo emplaza y del Canal de la Mancha. Un grupo con tanta repercusión como el grupo Lucien Barriére se encarga de administrarlo y lo hace con bastante acierto. Es una de las atracciones principales de la zona, y no solo como centro de diversión, sino casi como monumento.

Historia del Casino de Deauville

Deauville se convirtió en torno al siglo XIX en un lugar perfecto para escapar de la ajetreada vida de la capital en Francia. Ricos y famosos hicieron de esta villa su lugar de descanso y con el tiempo y las inversiones realizadas también se convirtió en un gran centro de ocio con actividades muy particulares. La ciudad destaca por sus acantilados blancos de piedra caliza y los colores de las flores de sus campos. Con los años, ya no solo es el turismo exclusivo el que acude a Deauville, sino todo tipo de visitantes.

Al principio, cuando se llevó a cabo la construcción e inauguración del casino allá por 1912, el objetivo era probablemente atraer a las clases altas. Pero poco a poco eso fue cambiando. El empresario Eugéne Cornuché pidió al arquitecto Georges Wybo que se encargara del centro de juegos, al mismo tiempo que levantaba otros casinos en ciudades cercanas de la costa y se fijaba en el Casino de Montecarlo como gran referencia.

Después de sufrir un robo a finales de la época de los 70, el diseñador Jacques García restauró por completo el edificio en estilo barroco y por eso su fachada y sus salas interiores son en estos momentos tan imponentes y dignas de visitar. Se adornó con candelabros de cristal dorado, mármol y terciopelo. Se colocaron columnas y grandes ventanales para darle la impresión de palacio y se situaron lámparas de araña en los altos techos por las que destaca especialmente a día de hoy.

Alrededores del Casino de Deauville

El casino no podía haber tenido una mejor ubicación que fuera Deauville, una comuna francesa de la región de Normandía y a la que se conoce como la reina de las playas de la zona. Precisamente este salón de juegos está situado en primera línea de la conocida como costa parisina y que es tan visitada por extranjeros y habitantes franceses.

Las playas no son lo único destacable, ya que hay mucho complejo hotelero que vale la pena visitar y que se encuentra en la misma zona del casino. El teatro renacentista de su interior vale la pena al igual que otra clase de monumentos del puerto, que no se encuentra lejos. Además, los complejos para jugar al golf, al polo y para vibrar con carreras de caballos también están a pocos metros, al igual que el mercado de Deauville, perfecto para adquirir muchos productos de interés.

Tiendas de todo tipo para realizar compras, un cine y restaurantes para poder elegir como si fuera una carta. Difícil que te puedas aburrir con unos alrededores así.

Casino de Deauville

El casino no solo es bello por fuera o a nivel estético, sino que también vale la pena visitar su salón de juegos interior y todo lo que contiene dentro. Y es que Barriere ha preparado 2 barras de cócteles, 2 restaurantes y 1 discoteca para amenizar la velada de juego, además de poner disponible dentro de la oferta completa los campos de golf, los servicios de SPA y los tres complejos hoteleros que tiene muy cerca este casino.

Entre los juegos a destacar hay que quedarse con una selección de 300 máquinas tragaperras y slots que son espectaculares. Hay máquinas de última generación, algunas ofreciendo un jackpot progresivo y con sus sistema de boletos que también vas a encontrar en tragamonedas de frutas y símbolos mucho más clásicos. Esta sección está compuesta por una alfombra roja y unos efectos de iluminación que atraen a cualquier jugador por mucho que trate de resistirse. Máquinas de las de siempre, multi-pantalla, multi-apuesta, etc.

El Casino de Deauville apuesta también por el juego más vanguardista, el que se juega de mano en mano. Por eso tiene un total de 35 mesas de juego preparadas para una selección de variantes entre las que destacar:

Si queremos ir a las tablas con lo más novedoso, la ruleta inglesa y el Sic Bo están en formatos de juego electrónico también disponibles, si bien es cierto que al poker se le guarda también especial cariño en territorio galo, con hasta 8 mesas reservadas en exclusiva para este. Durante todo el año, Barriere organiza competiciones entre los distintos locales que tiene por todo el territorio francés y en las que se juega a juegos de poker como Texas Holdem o Poker Ultimate.

Y como complemento al juego hay que decir que tanto la zona de máquinas tragamonedas, como la zona anexa a las mesas, contiene cada una de ellas una barra con asientos disponibles para tomarse un descanso cuando sea preciso. Y en la gastronomía también hay una baza importante para el Casino de Deauville, pues tiene locales con variedad y muy buenos platos de carta. Cocina gastronómica, platos gourmet y también comida tradicional de la zona estará disponible.

Todos los servicios que contiene a su alrededor el casino, le permiten tener ofertas en las que se fusione el juego con otro tipo de entretenimiento. En ello también entran sus espectáculos y shows que celebran cada noche, como si se tratara de un club social de principios de siglo XX. Contiene WI-FI gratis, posibilidad de aparcamiento, un fuerte código de vestimenta que deberás revisar y pagos alternativos al efectivo. Acceder a la sala es bastante sencillo pues las múltiples vías de transporte de las que disfruta y los horarios son bastante flexibles para todo tipo de público. No hay excusas para no visitarlo.