Casino Arica se enfrenta a un más que posible cierre

Arica, tanto ciudad como provincia, parece muy cerca de vivir uno de los episodios más tristes que se recuerdan en el sector del juego. Y es que en la región que también lleva su nombre al norte de Chile el mercado turístico es fundamental y uno de los que más nivel registran en todo el país. Sin embargo, no parece haber sitio en él para el Casino Arica.

Hablamos de una institución fundada en 1960, convirtiéndose en el segundo casino más antiguo del territorio solo superado por el casino de Viña del Mar y ambos constituyendo de los mejores casinos chilenos en su época. Esta sala no solo contribuyó al desarrollo económico de su ciudad, sino que sirvió como lugar de reunión y de celebración de eventos durante muchos años.

Por eso es que los convecinos de la ciudad de la primavera eterna piden soluciones ante la situación generada por el alcalde Gerardo Espíndola, que sería el que habría propiciado su cierre con irregularidades en la concesión de los contratos. La historia viene de largo y arranca con la concesión a la empresa Casino Puerta Norte de la operación del Casino Arica.

En 2017 Espíndola tenía el deber de extender el contrato de esa concesión de manera indefinida, a la espera de que la Superintendencia de Casinos de Juegos de Chile (SCJ) emitiera una licitación por la cual se produjera un cambio de operadora, como lo marcaba la ley y como se hizo en otros acuerdos similares con casinos de la región. Pero la extensión fue solo de dos años.

Hasta ahí no todo fue negativo, pues el casino siguió creciendo a pesar de enfrentarse al gran poder que tomaban los casinos online en toda Sudamérica. Pero el gran problema llegó en 2019 cuando esos dos años llegaban a su fin y la alcaldicia hizo modificaciones en el contrato de concesión y estableció que el periodo de adjudicación se extendía hasta 30 días antes de que el nuevo operador se hiciera con el Arica.

De esta forma amplió indirectamente el contrato de dos años, algo que llevó a Luckia (quien llevaba la operación) a denunciar la situación ante la Corte de Apelaciones de Arica. El órgano falló en favor de la casa consistorial y no vio ilegalidad, sin embargo, la posterior reclamación frente a la Corte Suprema fue diferente. El máximo portavoz de justicia chileno decretó como ilícitas las acciones de Espíndola y ordenó el cierre del establecimiento.

A día de hoy no se ha cumplido con la norma y el Casino Arica continúa abierto, pero con un plazo que parece limitado y condenado al cese de la actividad. Y la región quiere buscar una solución para que no se eche a perder todo el trabajo realizado en el salón por un error que jamás debió ocurrir.

Las reuniones entre miembros del gobierno municipal y representantes de la SCJ se suceden en las últimas semanas con tal de buscar una alternativa posible, pues el cierre de la instalación es algo que afectaría a todos. Empezando por las familias de los 100 puestos de trabajo directos e indirectos que se destruirían y siguiendo por las contribuciones que perdería la ciudad.

En impuestos se calcula que al año serían 1.000 millones de pesos los que se perderían y que iban en beneficio de toda la comunidad. Y aunque todavía no parece estar todo perdido, la situación es bastante crítica y el momento del final se acerca para uno de los casinos que guarda en su ser uno de los patrimonios de valor más incalculables que existen.

José Miguel Durana como senador, Enrique Lee como diputado y Vivien Villagrán como consejera de la SCJ son algunos de los nombres que han mantenido encuentros de los que han sacado diferentes valoraciones.

Lee se muestra bastante pesimista al respecto: “Es muy probable que definitivamente la ciudadanía deje de contar con este patrimonio que nos hizo tan atractivo”. “Hay que realizar un análisis profundo de acuerdo a las normativas legales y de las actuaciones administrativas del jefe edilicio”, añadía.

“El problema es que el alcalde cometió un tremendo error en 2017 y un vicio de ilegalidad en 2019 que terminan extinguiendo al casino sin posibilidad de que fuera licitado por alguna cadena de la industria”, comentó Durana, dejando clara su postura acerca de Espíndola y su responsabilidad. También comentó acerca de sus intenciones: “no hizo ningún esfuerzo por entusiasmar a un oferente”.

En el programa electoral de Espíndola precisamente uno de los puntos era el de llevar a cabo una remodelación en las instalaciones del Casino Arica. Estas ya eran de por si muy ricas con máquinas tragaperras, poker, blackjack, baccarat y otros juegos. Por no hablar de su oferta gastronómica y de sus noches de karaoke como las más interesantes.

El último paso en esta triste historia ha sido un intento por parte de órganos municipales de prorrogar el decreto de cierre, pero por desgracia sin éxito. Casino Arica convertirá su actividad en poco tiempo en una crónica de una muerta anunciada si nadie lo remedia.