Los casinos de Macao afrontan una situación límite

Macao “no va más”. Así podría definirse la actual situación del que en el año 2006 fue el denominado como el centro del juego más grande de todo el mundo. ¿Incluso por delante de Las Vegas? Incluso por delante de Las Vegas. La isla que se convirtió en la última colonia europea en Asia cuando fue devuelta a China por parte de Portugal, no encuentra salida.

Y eso que desde 1999 el gobierno chino ha puesto todo de su parte para perpetrar una maquinaria basada en las apuestas casi imposible de derruir. Los más de cuarenta casinos que existen en Macao conviven en una competencia feroz que convierte a la industria en la más potente del territorio, seguida de cerca por el turismo y más de lejos por la fabricación.

Desde el año 2015 es uno de los lugares más ricos del mundo, con un PIB per cápita superior al de cualquier otro país, una esperanza de vida muy alta y un paro muy bajo. Las opciones de ocio para el usuario no parecían tener límite en esta región administrativa especial diseñada para alejar el juego de la zona central china.

El tipo de negocios que cualquier jugador puede encontrar allí no es otro que el de resorts vacacionales con las apuestas como grandes reclamos y protagonistas. Algo parecido a los casinos de Las Vegas, solo que más depurados debido a la gran mentalidad asiática en este sentido. Todo está más controlado en Macao.

Blackjack, ruleta, tragaperras, craps, baccarat, poker, sic bo… Todo esto y más se puede encontrar en auténticas mansiones repletas de juego y diversión para aquellos que lo deseen. Y que seguramente nunca pensaron que les podía llegar su hora, hasta que la realidad les ha explotado pocos años después de su consolidación.

El efecto covid

En el año 2019, Macao recibía unos 40 millones de turistas al año aproximadamente en sus apenas 30 kilómetros cuadrados de superficie. Más del 70% provenían de la propia China y el dinero que se dejaban en la región se traducía en más de 36.000 millones de euros. Pero entonces estalló la pandemia del covid al año siguiente y las secuelas fueron devastadoras.

Los casinos apenas pudieron recaudar 7.500 millones y el número de turistas descendió y no alcanzó los seis millones anuales. Ni si quiera cuando el confinamiento total se desactivó, se logró una recuperación que pudiera sostener las cifras, seguramente también motivado por el carácter asiático más restrictivo conforme a este tipo de enfermedades y su erradicación.

En 2021 hubo una pequeña mejoría, pero el número de visitantes procedentes del continente chino aumentó a más del 90%, dejando un porcentaje muy pequeño a turistas de Hong Kong o de Europa. Y ahora que el mundo vuelve a abrir sus puertas en búsqueda de una recuperación, Xi Jinping se lo pone más complicado que nunca a Macao.

Con el fin de preservar su liderazgo político, las medidas establecidas en torno al concepto de “0 Covid”, apenas ha permitido que haya demasiado movimiento por la isla. Se acerca el final de año y apenas se han gastado más de 4.500 millones de euros en el sector del juego y han llegado unos cinco millones de turistas. La cifra de nueve que se marcaron en sus peores previsiones queda muy lejos.

Además, los casinos no son solo centros de juego en Macao, sino lugares destinados a la celebración de eventos masivos y convenciones de todo tipo a nivel mundial. Las instalaciones de estos establecimientos están preparadas para albergarlos incluso con restricciones sanitarias. Pero el líder chino cuando hay algún caso de contagio, clausura los recintos.

Eso se traduce en que los turistas se muestren más reticentes a acudir a Macao, pues se les exigen duras cuarentenas tanto a la llegada como a la salida. Y también afecta a un empleo que ha caído debido a la necesidad de las salas de juego de recortar en personal por las graves pérdidas económicas. El castillo de naipes se desmorona.

Las apuestas masivas se limitan

En toda esta situación también hay otro factor fundamental y es el hecho de que los grandes beneficios de los casinos llegan en su mayoría con las apuestas millonarias que se realizan en las salas privadas y los espacios VIP. Pero Xi Jinping también les ha puesto freno.

No solo ha limitado las grandes fortunas de los empresarios más importantes de China, muchos de los cuales pasaban grandes etapas en Macao apostando, sino que también ha dificultado el trabajo de los denominados como “junkets”. Estos son empresas intermediarias que se encargan de operar precisamente esos apartados especiales de los resorts, ofertando préstamos y servicios de lujo a los jugadores.

Algunas de ellas ya han quebrado, mientras que otras resisten pero con una aportación a las casas ínfima en comparación a antes del covid. También en ellas ha habido una reestructuración con el fin de poder adaptarse a la nueva realidad.

¿Y todo ello en qué deriva? En que también las ganancias para Macao como región se limitan hasta el punto de haber reducido a la mitad su renta per cápita. Nadie sabe qué ocurrirá ahora con ellos, pero que la situación es insostenible no cabe duda. ¿Adiós a un espacio de juego sin igual?